A medida que las tecnologías en baterías se vuelven más eficientes y rentables, se espera que el mercado de vehículos eléctricos experimente un crecimiento vertiginoso a nivel global.
EY predice que en los próximos 10 años las ventas de vehículos eléctricos (VE) superarán a las de los demás tipos de vehículos, adelantándose cinco años a las previsiones de los expertos. Este crecimiento se verá impulsado por un mejor acceso a la infraestructura de carga tanto pública como privada.
Sin embargo, este aumento en la demanda también traerá desafíos para la infraestructura existente. Uno de los principales cambios necesarios será en la gestión y planificación del suministro de energía a través de sistemas eléctricos actualizados y mejorados que puedan satisfacer las nuevas demandas y evitar posibles sobrecargas. Esto significa que las empresas de energía deberán mejorar su infraestructura y el mantenimiento de sus redes para mantenerse al día con la demanda de este nuevo componente.
La buena noticia es que, además de los fabricantes de automóviles, hay empresas de energía y proveedores de software muy entusiasmados con este desafío. En lugar de ver a los VE como una carga para la red, los innovadores de la industria los consideran un nuevo activo inteligente que puede mejorar la resiliencia de la misma.
La columna vertebral para lograr el Net Zero: la red.
La red eléctrica mundial es asombrosa, actualmente cuenta con un aproximado de 77 millones de kilómetros y se prevé que crecerá hasta alcanzar los 166 millones para 2050.
Pero eso es solo una parte de la ecuación. Toda la red comprende un intrincado entramado de centrales eléctricas y sistemas tecnológicos. Con el crecimiento de la generación de energía renovable y el avance en la tecnología de gestión de carga para recursos energéticos distribuidos, las redes se vuelven más inteligentes y sofisticadas.
Las redes modernas son mucho más dinámicas, permitiendo el flujo bidireccional de electricidad e información, empoderando a los consumidores y usuarios y aumentando su resiliencia y capacidad de respuesta en general.
Con la tecnología de Vehículo a Red (V2G – Vehicle to Grid), que permite a los vehículos eléctricos proporcionar servicios a la red, los operadores podrán aprovechar nuevas fuentes de energía.
Pero, ¿cómo es esto posible? Todos los VE tienen baterías lo suficientemente grandes como para teóricamente alimentar una casa durante varios días. Por ejemplo, el Ford F-150 Lightning, ofrece lo que Ford llama «Intelligent Backup Power» y, según la automotriz, este automóvil puede suministrar hasta 9.6 kilovatios a una casa, lo que es suficiente para alimentar todo lo necesario durante un corte de energía.
Es decir que si los operadores aprovechan una fracción del total de los VE que se conectan a la red, estos pueden desbloquear una enorme fuente de energía de respaldo, facilitando el cambio de la generación de combustibles fósiles a energías renovables.
Los EV como herramienta para una red resiliente
Las empresas de servicios públicos a nivel mundial están implementando programas de carga gestionada para equilibrar la demanda eléctrica o cambiar los horarios de carga en casa para que esto suceda fuera de la demanda pico.
Hay dos tipos de tecnologías que las empresas de servicios públicos pueden aprovechar para implementar programas de gestión de carga residencial: los cargadores inteligentes de Nivel 2 y la telemática de vehículos.
La telemática de vehículos utiliza el sistema inalámbrico y el GPS del vehículo eléctrico para monitorizar su estado, incluyendo la distancia recorrida, la velocidad promedio durante el viaje, la ubicación y el momento de la carga, así como la duración de la misma. Casi todos los VE (97%) están equipados con módems celulares 4G o 5G integrados que permiten recopilar este tipo de datos.
El segundo tipo de datos, los datos del cargador, proviene directamente del cargador del vehículo y proporciona información detallada sobre la carga en el hogar. Estos datos típicamente incluyen la duración de la sesión de carga y la cantidad de energía utilizada para cargar completamente la batería durante esa sesión. Con acceso a esta información, las empresas de servicios públicos pueden obtener una comprensión integral de los patrones y el uso de carga de los EV, lo cual es fundamental para tomar decisiones informadas en la planificación y gestión de la red.
La participación en programas de carga gestionada, clave para el éxito de la red
Es innegable que los vehículos eléctricos (EV) están en auge, y la red eléctrica debe estar preparada para el incremento en el consumo de electricidad. Es crucial que las empresas de servicios públicos implementen programas organizados y basados en datos, aprovechando asociaciones con fabricantes de automóviles y empresas de carga, con el objetivo común de avanzar hacia un transporte con emisiones netas cero. Estos programas son fundamentales para que las empresas de servicios públicos puedan gestionar de manera más efectiva la carga simultánea en la red, al mismo tiempo que permiten a los propietarios de EV adoptar los mejores hábitos para sus vehículos y economías.
Compromiso con la innovación y sostenibilidad
Esta era transformadora subraya la necesidad de una responsabilidad colectiva por parte de todas las partes involucradas. Factores como políticas gubernamentales e incentivos que respalden este proceso, la mejora en la infraestructura de carga y la conciencia ambiental son esenciales para impulsar esta expansión y alcanzar un nuevo equilibrio en la matriz energética.
La industria de los VE está indudablemente transformando el panorama del transporte global, impulsada principalmente por la urgencia de reducir las emisiones de carbono, disminuir la dependencia de combustibles fósiles y avanzar hacia el desarrollo de ciudades más limpias y sostenibles.
La transición a vehículos eléctricos representa una respuesta directa a los desafíos ambientales y marca un cambio en nuestra comprensión y uso del transporte.
En Widergy, facilitamos la adopción de tecnologías de última generación y trabajamos diariamente en soluciones que aborden los desafíos presentes y futuros de la industria energética.