La transición energética es una de las claves del momento en materia ambiental. El desafío principal consiste en disminuir el uso de combustibles fósiles como el gas, el petróleo y el carbón, sustituyendolos gradualmente por fuentes de energía renovable. Este crecimiento representa no solo un paso importante en la lucha contra el cambio climático, sino también una oportunidad para revitalizar las economías globales.
El Panorama Global
Los esfuerzos conjuntos de gobiernos y empresas para descarbonizar sus sistemas han impulsado un notable incremento en la capacidad instalada de fuentes de energía alternativas. La energía solar y eólica se destacan como las principales tecnologías que impulsan este crecimiento, siendo esenciales para alcanzar los objetivos climáticos globales.
En respuesta, la adopción de nuevas tecnologías y la inversión en infraestructura están creciendo a nivel mundial, impulsando un modelo energético más sostenible y limpio. En línea con esta tendencia, la Agencia Internacional de Energía (AIE) ha establecido como objetivo triplicar la capacidad instalada de energías renovables y duplicar las mejoras en eficiencia energética para 2030.
Este ambicioso plan requiere un considerable aumento en la inversión anual en el sector. En la Unión Europea, por ejemplo, se ha establecido una ambiciosa meta: lograr que el 32% de la energía provenga de fuentes renovables. Al mismo tiempo, China lidera en la producción y adopción de tecnologías solares y eólicas.
Los retos de América Latina
En este contexto, América Latina tiene una gran oportunidad para posicionarse como líder en la transición energética. La región cuenta con abundantes recursos naturales, como el sol y el viento, que ofrecen un potencial inmenso para el desarrollo de proyectos y la aceleración de la adopción de energía verde.
Varios países de la región han mostrado un sólido compromiso con la sostenibilidad. México y Chile, según los informes de la AIE, están avanzando significativamente en la adopción de energías renovables. Brasil se posiciona como líder mundial en energía hidroeléctrica y está expandiendo rápidamente su capacidad solar y eólica. México, por su parte, está aumentando su capacidad eólica, especialmente en lugares como Oaxaca, conocida por sus fuertes vientos.
La transición hacia una energía más limpia en América Latina puede traer numerosos beneficios como garantizar el acceso a la energía para millones de personas y mejorar la resiliencia de la red. No obstante, para aprovechar plenamente estas posibilidades, la región enfrenta varios desafíos.
La falta de financiamiento, la urgencia de mejorar la infraestructura y la resistencia de algunos sectores económicos son obstáculos a superar. Por este motivo, existe una clara necesidad de esfuerzos conjuntos en:
- Inversión en Infraestructura para mejorar las redes de transmisión y distribución, integrando más fuentes renovables.
- Políticas Públicas para desarrollar marcos regulatorios que incentiven la inversión privada y la adopción de tecnologías.
- Colaboración Regional para enfocarse en el desarrollo conjunto de estrategias y soluciones que maximicen el impacto de las iniciativas de sostenibilidad y fortalezcan la integración de esfuerzos en la región.
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